lunes, 7 de mayo de 2007

LOS TAIRONAS



Los Taironas habitaron la Sierra Nevada de Santa Marta, un accidente geográfico independiente de la cordillera e los Andes, durante los siglos XI yXII d. de C. Se situaron entre el nivel del mar y una altura aproximada de 2.000 metros, principalmente en la zona de Santa Marta, cerca del río Bonda y a lo largo de los ríos Ariguaní, Cesar y Ranchería, también en los valles de los ríos Palomino y Buritaca.


Se caracterizó el territorio Tayrona por sus hoyas quebradas y faldas montañosas bastante abruptas y en muchos casos encajonadas. Esto los llevó a desarrollar una agricultura de terrazas y una urbanización escalonada en las ciudades. Conocieron el calor del trópico por su cercanía al mar Caribe y las zonas templadas y frías de la Sierra Nevada.

Organización Política


El medio geográfico de la Sierra, montañoso y escarpado, contribuyó a la concentración de la población en poblados pequeños y grandes, propicios para la formación de cacicazgos. Los Taironas se consolidaron alrededor de dos confederaciones, que agrupaban una serie de poblaciones bajo sus respectivas autoridades. Estas fueron la de Bonda, cercana a la actual ciudad de Santa Marta, y la de Pocigueica, por los lados de Río Frío, actual zona bananera. En estos y todos los poblados había un cacique, pero no todos eran del mismo nivel. Había caciques más importantes que primaban sobre otros. Algunas poblaciones estaban divididas en barrios. También existieron unidades políticas mayores, acercándose a federaciones, como Tayronaca, el Valle de la Caldera y Betoma. Cada una de ellas tenía un jefe o especie de cacique, al que acompañaba una corte de nobles guerreros o los manicatos que llevaban una marca distintiva de cabello, además de los jefes religiosos, llamados noamas. Guerreros y sacerdotes compartían la responsabilidad política y religiosa. Después venían los especialistas, como agricultores, artesanos y mercaderes.

Aspecto económico

AgriculturaLos Taironas trabajaron la agricultura mediante el sistema de terrazas, debido a lo escarpado de sus territorios; hicieron uso de sistemas de irrigación y desagüe especializados. El instrumento de trabajo agrícola fue el surco de madera como principal herramienta. Se destacaron el cultivo del maíz (principal cultivo), yuca, auyuma, fríjoles y árboles frutales. Los Taironas cultivaron y consumieron coca.
La pesca y cazaLos Taironas fueron pescadores y el pescado fue un elemento básico del comercio que desarrollaron activamente, intercambiando también sal marina, orfebrería y tejidos. Con los Muiscas, cambiaban sal marina y caracoles por esmeraldas. Combinaron la agricultura con la caza y cría de animales, tales como el curí y varios tipos de patos y venados, que abundaban en los ríos y lagunas.

Orfebrería y cerámica


La alfarería fue otra actividad de tipo artesanal y se expresó en vasijas, jarrones, platos, copas, etc., que muchas veces decoraban con figuras humanas deformes, zoomorfas o geométricas, en diferentes colores, que obtenían de minerales o vegetales.
ComercioEn el caso de los Taironas, los equivalentes de valor llegaron a ser el oro, la sal, el pescado y algunos llegan a señalar también la coca para intercambiar por otras cosas que necesitaban.

Ingeniería


Los Taironas sobresalieron por su destreza urbanística en ingeniería, lo que en cierta forma los situó a la altura del resto de culturas precolombinas más adelantadas en América. En lo urbanístico se destacaron por la construcción de poblados o ciudades en forma circular en las zonas planas de las estribaciones de la Sierra Nevada, a las cuales se llegaba por medio de caminos empedrados y/o puentes colgantes. Dichos poblados contaron con canales de desagüe, zonas públicas y residenciales con casas de ricos y pobres, que se diferenciaron por el tipo de base sobre la cual se construyeron. En el caso de las casas de ricos los cimientos eran de varios círculos, mientras que la base de los pobres era de un sólo círculo, lo que las hacía más frágiles. Un ejemplo de lo que fue el sistema de una urbanización Tayrona es Ciudad Perdida o Buritaca 2.000, la cual fue descubierta en 1975. Se designa con ese número por haber sido el poblado doscientos de esa cultura hallado con las características propias de las ciudades Taironas, tales como plataformas curvas y revestidas de piedra para las casas situadas en las laderas, escaleras de piedra, muros de contención para evitar deslizamientos, canales y sistemas de drenaje tanto para la parte urbana como para las zonas agrícolas y una plaza pública para transitar y para ceremonias especiales.

Creencias y Ritos


La sierra Nevada de Santa Marta comprende el mundo de Los Taironas; alrededor suyo giran todas sus creencias y actividades. El sol y la luna tienen una gran importancia dentro de sus creencias ya que influyen sus cosechas, fuente de susbsistencia. El centro de la vida social, política y religiosa era la plaza de la población; allí se realizaban los actos religiosos en honor al sol, los juegos y las danzas rituales.


Buscaron para vivir las tierras bajas y calientes como las costas y los valles de los ríos Magdalena, Cauca, Atrato y Sinú. Esta familia fue muy numerosa, se agrupó en territorios independientes. No se unificaron en un estado sino que se disgregaron en agrupaciones menores, de diferente organización social, distinta religión y costumbres propias para cada una.
Los pueblos más importantes de la familia Caribe fueron: Los Muzos que habitaron la región comprendida entre los ríos Magdalena, Sogamoso, Ermitaño y suárez; los Panches que se establecieron entre los ríos Negro, Guarinó, Coello y Fusagasugá; los Pijaos, vivieron en la zona comprendida entre los actuales departamentos del Tolima y Caldas, los Quimbayas que se concentraron en el departamento del Quindío y los Motilones cuyos descendientes aún viven en la hoya del río Catatumbo. Los Quimbayas fue la tribu más representativa de la familia caribe que logró radicarse en un solo sitio a diferencia de los demás caribes que eran nómadas; los Quimbayas consiguieron grandes adelantos en el arte de la cerámica y de la orfebrería. Parte de la orfebrería Quimbaya puede admirarse en el Museo del Oro del Banco de la República, en Bogotá.

Características Físicas


Su cuerpo era de mayor tamaño que el de los chibchas, eran corpulentos, musculosos y de nariz curva o aguileña. Su rostro tenía facciones más finas. Algunas tribus acostumbraban deformarse el cráneo, las orejas, los brazos y los pies. Usaban como vestido guayucos y otros vivían casi desnudos. Las mujeres vestían túnicas. Tenían como costumbre pintarse el cuerpo y la cara con tinta que extraían de las plantas; se adornaban con narigueras, zarcillos y collares.
ActividadesSu vida a la orilla del mar y de las cuencas hidrográficas los hizo navegantes expertos, pescadores, cazadores y guerreros. La principal actividad de los caribes fue la guerra. Eran valerosos y opusieron resistencia al dominio español. Cultivaban el algodón, el ñame, la yuca, el maíz y las frutas.

Industria


La orfebrería Caribe logró alto grado de perfección en acabado y originalidad, hasta el punto de asegurarse que ninguna tribu le aventajó. Grupos de su familia como los Quimbayas, los Pijaos, los Panches, los Sinúes y los Muzos, fueron artistas consumados en esta rama. La alfarería fue también bellísima y las piezas que hoy se conservan constituyen tesoro de museos y de coleccionistas. La preparación de venenos ocupó entre ellos el primer lugar. Sus flechas resultaban fatales no solo por la punzada sino por el curare en que iban untadas. El curare lo obtenían de yerbas tóxicas y de animales ponzoñosos. Otro fue el veneno de la rana, preparado con las glándulas de cierta especie de estos batracios. Quien era alcanzado por tales sustancias sufría dolores terribles, convulsiones, asfixia, paros cardíacos y paralización del sistema nervioso.
La guerraUsaban como armas flechas incendiarias y otras envenenadas con curare; también empleaban la pica y el hacha. Asistían a la guerra adornados con penachos de plumas. Sus costumbres eran feroces. Practicaron la antropofagia y reducían las cabezas de los enemigos muertos, sin que perdieran sus facciones naturales, como es común entre los Jíbaros del Ecuador. Lucían collares de dientes humanos y celebraban banquetes con prisioneros engordados en jaulas. La ofrenda preferida para sus dioses era el corazón sangrante de sus adversarios.

El vestido


No ponían cuidado especial al vestido. Solían andar desnudos y cuando más, los hombres se cubrían con un guayuco o taparrabo y las mujeres con una pequeña falda de algodón y a veces con una manta. Se pintaban el cuerpo caprichosamente y lucían finos adornos.
ComercioLos caribes tuvieron alto grado de desarrollo comercial. Se trasportaban por el mar y los ríos en canoas y piraguas. Negociaban perlas, caracoles, esmeraldas, tabaco y algodón por mantas, plumas y alimentos. Algunas tribus caribes trabajaban muy bien el oro y el barro.

Religión


Adoraban al Sol y la Luna, las estrellas y las piedras; veneraban a los muertos. Los mohanes, brujos o médicos eran los encargados de hacer las ceremonias. La religión no les imponía frenos como a los Chibchas y de allí sin duda su libertinaje y despreocupación por la moral.

LOS MUISCAS


Los Muiscas habitaron entre los altiplanos y valles de la cordillera Oriental colombiana, principalmente entre el macizo de Sumapaz y el nevado del Cocuy, a lo largo de los ríos Bogotá, Suárez y Chicamocha. La zona más poblada fue la sabana cundiboyacense, entre ellas, Bogotá, Nemocón, Ubaté, Chiquinquirá, Tunja y Sogamoso. Las condiciones de terrenos propios para la agricultura y el clima sano los hizo llevar una vida sedentaria. Fue el grupo de lengua chibcha más importante de los Andes colombianos, que ocupó la zona aproximadamente 1000 d. de C.
Características FísicasEl tipo del indio chibcha aún se conserva y puede describirse así: talla mediana y robusta, pelo negro y lacio; nariz ancha y corta, ojos pequeños, boca y dientes grandes, pómulos salientes. Eran inteligentes, valerosos y sufridos.
Aspecto económicoLos indios muiscas fueron muy laboriosos. Sus principales actividades eran: la agricultura, la minería, la pesca, la caza, la industria textil, la cerámica, la orfebrería y el comercio.

La agricultura


Los Muiscas fueron básicamente agricultores y tuvieron grandes conocimientos sobre los ciclos de la lluvia, los cambios de la luna y el cuidado de los cultivos. Cultivaron en tierras planas utilizando en algunos casos hileras de montículos; también usaron terrazas y se valieron de la irrigación natural con apoyo de los ríos y las lagunas cercanas a sus poblados; entre las más importantes están Guatavita, Siecha, Tota, Fúquene e Iguaque. Su principal trabajo fue el cultivo de las plantas empleadas en la alimentación, como el maíz, con el cual preparaban arepas, bollos y bebidas embriagantes como la chicha; la papa que fue el cultivo fundamental; también sembraron la arracacha, quinua, los cubios, ibias, chuguas, fríjoles y auyamas; el ají lo usaban como condimento. Cultivaban frutas como guayaba, el tomate, uchuvas y curubas.
La minería Los Muiscas se distinguieron entre las demás tribus por su gran habilidad para explotar las minas de sal, carbón y esmeraldas. Extraían la sal de Zipaquirá, Nemocón, Sesquilé y Upía. La procesaban haciendo evaporar el agua salada en grandes vasijas, de barro cocido que luego rompían para obtener pesados bloques. Obtuvieron las esmeraldas en las minas de Muzo y Somondoco. El carbón lo utilizaban como combustible en la preparación de la sal y otros oficios.
La pesca y la caza Pescaban en las lagunas; cazaban venados, armadillos y dantas; domesticaron los conejos y los pavos.

La industria fabril


También fue muy desarrollada. Tejían mantas que usaban como vestido. Estas eran muy finas y de variados colores.
Orfebrería y cerámica Para los orfebres Muiscas, el arte tenía un doble significado: expresión estética y simbolismo religioso. Entre la orfebrería muisca sobresalen los tunjos, piezas con unas características definidas: pequeñas figuras humanas de una pieza, construidas en lámina delgada, en forma de placa triangular. Son estilizaciones hechas en la técnica de la cera perdida. En los cementerios y santuarios indígenas se han encontrado muestras de estas industrias, como patenas, instrumentos musicales, vasijas y como cosa sobresaliente los tunjos o ídolos de oro.


Comercio


Sobresalieron por su habilidad como mercaderes; practicaron el intercambio mercantil entre sus tierras frías y las de los llanos. Esto lo hacían a través de caravanas por sus caminos empedrados algunos y puentes colgantes, o en medio de trochas que les permitían llegar ante sus interlocutores comerciales. Se concentraban para sus mercados en Funza, Tocancipá y Turmequé. Uno de los principales productos que los Muiscas intercambiaron a través del sistema de trueque fue la sal, a cambio de la cual recibían oro, que luego trabajaban a su manera para volverlo a intercambiar. Lo mismo pasaba con las esmeraldas, amatistas y topacios, piedras preciosas que cambiaban por sal y después regresaban a sus antiguos dueños, pero esta vez pulidas y talladas, y por lo tanto, con mayor valor agregado. Caso similar sucedía con el algodón, producto del que carecían. Lo obtenían mediante el intercambio mercantil y con él elaboraban ruanas o ponchos, que tejían y decoraban con estilo y colorido particular. De esta manera lograron desarrollar una industria textil de gran aceptación, incluso en nuestros días. La versatilidad comercial de los Muiscas se complementó con el desarrollo que lograron en los medios contables crediticios, ya que supieron diferenciar el producto y su equivalente luego de agregarle más trabajo. De la misma manera llegaron a establecer tasas de interés sobre créditos comerciales, lo que quedó sustentado en una legislación de acuerdos comerciales entre las partes, que debía respetarse, so pena de recibir sanción de tipo social o económico, mediante la confiscación de sus bienes. También usaban como monedas discos de oro.

Organización social


La base de la organización chibcha fue la familia. Los matrimonios se efectuaban generalmente entre gentes de la misma tribu; los jefes tenían el privilegio de poseer varias esposas. La sociedad se dividía en varias clases: Nobles o usaques, sacerdotes o jeques, quechuas o guerreros, comerciantes y el pueblo, que comprendía agricultores, mineros y artesanos. Los Sacerdotes o Jeques eran a la vez médicos y brujos; para llegar a esta posición el indio tenía que estudiar durante muchos años.

Vestido


El vestido consistía en una especie de túnica y una manta atada por las puntas en el hombro, fabricadas con telas gruesas de algodón, adornadas con rayas de colores. Los personajes principales vestían mantos más finos de distintos colores, las telas eran estampadas con tintas de origen vegetal y mineral, utilizaban rodillos y sellos hechos en cerámica. No utilizaban calzado. Se pintaban el cuerpo con achiote, además utilizaban en la cabeza plumas vistosas de aves; también usaron brazaletes, collares, narigueras y pectorales bellamente fabricados en oro.

Organización Política


Los Muiscas estaban organizados en tres grandes cacicatos o confederaciones: El de Bacatá (Bogotá), el de Hunza (Tunja) y el de tundaza (Duitama). Además había otros cacicatos menores como el de Sáchica. Cada grupo de estos tenía su gobierno independiente, una jurisdicción territorial sobre una serie de poblados que les pagaban tributo. El jefe principal o cacique era obedecido por todos. El soberano más importante fue el Zipa o señor de Bacatá, quien residía en Funza; era venerado por sus súbditos, poseía grandes riquezas, joyas y disfrutaba de casas de recreo. Otro jefe fue el Zaque de Hunza, soberano de gran fama, admirado, porque según los indios tenía origen divino. El cacique Tundama se hizo célebre por ser gran militar. Social y económicamente, entre los Muiscas existieron seis clases o estamentos, así: los sacerdotes o jeques, la nobleza guerrera o los guechas y los pregoneros o aquellos funcionarios que hacían conocer la voluntad del cacique. También estaban 1os comerciantes, los artesanos y los agricultores, que se regían por un orden jurídico rígido. También sobresalieron los mineros en especial los que trabajaban en las minas de sal y esmeraldas y por último, los esclavos que, generalmente, eran prisioneros de guerra y a veces servían para los sacrificios religiosos. Los ancianos eran muy respetados formaban parte de un consejo para ayudar a los caciques en el gobierno. Las leyes de los chibchas eran muy sabias. Castigaban con rigor a quienes robaban, mentían o mataban. Su principal legislador fue el Zipa Nemequeme. Pagaban impuestos para sostener a los sacerdotes, a los ancianos y a los inválidos; no eran guerreros pero cada soberano tenía su ejército para defenderse, en caso de ataque o guerra declarada.

Las ciencias


Las ciencias estaban representadas por la astronomía, la meteorología y la confección de un calendario que servía de base para la agricultura, ya que los cultivos dependían directamente del comportamiento del sol (Zué) y de la Luna (Chía). Dividían el año solar en cuatro épocas, delimitadas por los períodos de invierno y verano, que a su vez se subdividían de acuerdo a los cambios lunares. Utilizaron el sistema basado en los dedos de las manos y de los pies para contar; al llegar al veinte, comenzaban otra veintena; el palmo y el pie fueron sus medidas de longitud.

Religión


Los sacerdotes Muiscas eran los jeques y éstos, para desempeñar su oficio, se recluían por algún tiempo en una especie de “seminario”. Practicaban el ayuno y dedicaban toda su vida a la religión. Los Muiscas, al contrario de otros grupos precolombinos, representaron en diferentes animales a sus principales divinidades y situaron al hombre como centro de la naturaleza. El hombre representó la fuerza, el poder, la sabiduría y la prudencia; la mujer, la vida, la fertilidad y la organización. Eran cultivadores y consumidores de coca, tabaco y yopo. Dicho consumo tenía connotaciones religiosas. Los indios eran idólatras. Adoraban al Sol a quien llamaban Sue y a la Luna, Chía. Rendían también culto al agua, al arco iris. Su dios principal fue Chimininchagua, quien era el origen de todo y fue quien creó la luz, pues el mundo antes era oscuro. Chibchacum era el dios protector y si se le ofendía, se vengaba. Celebraban sus fiestas con mucha solemnidad. Las procesiones eran muy concurridas. Los adoratorios más célebres fueron las lagunas de Guatavita, Siecha, Ubaque y Fúquene. En Sogamoso se encontraba el templo del Sol, el principal de los indios chibchas. Los indios por lo general rendían culto a los muertos y como creían en la inmortalidad del alma los enterraban con alimentos, joyas, vestidos, etc. La muerte era concebida como el comienzo de un viaje que los conduciría a un mundo parecido al de ellos y en donde la vida sería fácil y difícil, de acuerdo con el comportamiento que hubieran tenido en esta vida.

Ritos


Celebraban los ritos religiosos principalmente en las lagunas. Allí concurrían periódicamente en peregrinación a llevar sus ofrendas al Sol y a la Luna; poseían también adoratorios como los cojines del diablo en Tunja. El centro ceremonial del zipa estaba ubicado en la localidad de Chía (actual municipio de Cundinamarca), donde había un templo dedicado a la diosa Luna. La adoración al Sol se llevada a cabo en el centro ceremonial del zaque en la población de Sogamoso (actual municipio de Boyacá), y en la laguna de Guatavita tenía lugar el famoso baño en oro del zaque de este Estado muisca, el cual dio paso a la famosa leyenda de El Dorado. En la laguna de Guatavita, el cacique de la región, para rendir culto a los dioses se cubría el cuerpo con oro en polvo y se bañaba en ella; los indios completaban la ceremonia, arrojando a sus aguas esmeraldas y figuras de oro. La religión tenía también prácticas muy crueles; al Sol le ofrecían como sacrificio niños y mancebos que alimentaban con esmero. En Gachetá cada semana se sacrificaba un muchacho sobre una piedra como ofrenda a los ídolos. En la laguna de Siecha se encontró un objeto de oro en forma de balsa con diez figuras humanas. Esta imagen dio a conocer la ceremonia religiosa. Los ritos que ellos celebraban originaron la leyenda de El Dorado, que tanto atrajo a los conquistadores.
Leyenda de Guatavita (El Dorado)
Personajes y leyendasLos chibchas tenían leyendas para explicar los grandes acontecimientos y fenómenos. En relación con la leyenda del origen del hombre decían que de la laguna de Iguaque en Boyacá, salió una mujer llamada Bachué con un niño de tres años. Cuando este fue mayor, Bachué lo recibió por esposo y del matrimonio nacieron los primeros hombres. Ya ancianos, regresaron a la laguna convertidos en dos grandes serpientes; posteriormente se convirtió en protectora de la agricultura. Chía produjo una inundación en la sabana de Bogotá y cuando los hombres estaban a punto de ahogarse, apareció Bochica, quien los salvó dándole salida a las aguas al formar el Salto del Tequedama, convirtiéndose desde entonces en patrono de los Muiscas. Lo representaban en el Arcoiris, símbolo de las relaciones entre el sol, padre de la luz y el agua, padre de los hombres y principio de la vida. Según las tradiciones chibchas Bochica fue un personaje que influyó en sus vidas porque dio sabias enseñanzas e ilustró a los indios sobre la inmortalidad del alma y sobre los premios y castigos en una vida futura.

LOS CHIBCHA


LA FAMILIA CHIBCHA


Entre esta familia sobresalieron las tribus de los MUISCAS y la de los TAIRONAS por su organización económica, social, política y religiosa.
Característica del territorio chibcha fue la altiplanicie, situada entre 1.700 y 2.000 m sobre el nivel del mar, que facilitó el trabajo de agricultura y el desplazamiento a través de sus zonas de dominio comercial y militar. Fue la más importante por su cultura y población. Las numerosas tribus de esta familia tenían en común su idioma y algunos oficios como la agricultura, la cerámica y el tejido de las mantas.


LA SOCIEDAD


La sociedad Chibcha tenía como base las familias agrupadas en clanes; varios

clanes formaban una tribu y el conjunto de tribus se denominaba confederación. Las dos confederaciones principales eran las de Bacatá o Bogotá y Hunsa o Tunja. Los fundadores fueron el zipa Saguanmachica de la primera y el zaque Michua de la segunda. La sucesión del gobierno se hacía por la línea materna de manera que el nuevo soberano debía ser el hijo mayor de la hermana de la esposa preferida del jefe o el primogénito de su hermana. De aquí se deriva la importancia que para ellos tenía la mujer, hasta el punto de concluir que el régimen imperante era el del matriarcado. Aunque en las clases superiores el padre era señor absoluto (patriarcado) también la sucesión se realizaba por la línea femenina, como se dijo anteriormente.


LA VIVIENDA


Los Chibchas no tuvieron construcciones monumentales. Tanto templos como habitaciones eran construidos de madera, bahareque, bejucos y paja, sin contar para nada con la piedra o el ladrillo. Las casas eran de forma cuadrada y redonda, cercadas artísticamente. Remataban en techo cónico y contaban con puertas y ventanas pequeñas. Los zipas y los zaques construían viviendas más cómodas y vistosas. En los huecos destinados a sostener la edificación introducían bellas doncellas vivas y descargaban sobre ellas los pesados pilares que las trituraban espantosamente. De las paredes y los cercados colgaban laminillas de oro que con el viento producían un fino timbre y en los pisos colocaban hermosas alfombras de paja o esparto.


LAS LEYES


El pueblo Chibcha se movía dentro de una especie de monarquía férrea e implacable. Al zaque de Tunja no podía mirársele a la cara, a riesgos de sufrir tormentos. De su voluntad despótica dependían vidas, bienes y honor de sus subordinados. Suyo era el territorio, la fecundidad de las tierras y el trabajo de los hombres. Las leyes eran cortantes: el cacique de Guatavita aplicaba la pena de muerte a los asesinos, los ladrones, los perjuros, los ociosos y al soldado cobarde lo obligaba a vestir de mujer y a dedicarse a oficios propios de su sexo. Existía el derecho de propiedad privada y los bienes pasaban a los hijos y a las esposas, a excepción de los objetos de uso personal que eran enterrados con el cadáver del propietario. Uno de los zipas llamado Nemequene reinó siglos antes del descubrimiento y a él se atribuye un código o conjunto de leyes que los indios cumplían fielmente. El robo, la infidelidad y la mentira eran sancionados ejemplarmente.


LA GUERRA


Los Chibchas no eran por naturaleza belicosos. Pero una vez forzados a la guerra se mostraban sanguinarios y no concedían perdón a ningún contrario que cayese en sus manos. Las luchas más frecuentes eran entre el zipa y el zaque, permanentes enemigos. Los ejércitos iban al campo de batalla lujosamente adornados y como armas usaban espadas de macana, varas puntiagudas, dardos, hondas, hachas y tiraderas para disparar flechas. Se acompañaban de músicos que con instrumentos especiales producían un ruido ensordecedor parecido al trueno.


CREENCIAS Y COSTUMBRES


Para sus adoratorios se dirigían a las lagunas, allí encontraron el centro de su credo. Al sonido de alegres músicas danzaban a sus orillas, extendían los brazos, los levantaban, se postraban en devota actitud. Allí ofrecían a sus deidades suntuosas ofrendas de esmeraldas, de objetos de oro y de barro. Los momentos cumbres de su vida transcurrían ante ellas: el ruego por la buena suerte de los recién nacidos, la entrada a la pubertad, los enlaces matrimoniales. Un sacerdote o jaque, un cacique, antes de entrar en ejercicio de sus funciones, debían purificarse en sus aguas y no faltaban las personas que disponían como acto supremo que sus cuerpos, al morir, reposaran en el fondo.

CHIAPAS


AUTONOMIA INDIGENA Y SUS COSTUMBRES


En comunidades indígenas dispersas a lo largo y ancho del país, los pueblos indios mexicanos siguen practicando formas propias de autogobierno y rigiéndose por sus sistemas normativos, que han evolucionado desde los tiempos pre-coloniales conocidos como “usos y costumbres”. La clave de la persistencia de estos sistemas normativos en las comunidades indígenas no radica en su marginación ni en una falta de interés por parte de las elites por integrarlos en el proyecto nacional. Aunque estos elementos claramente existen, no bastan para explicar la sobrevivencia de formas específicas de gobierno indígena hoy, y mucho menos, su renovación y resurgimiento. De fondo, existe una decisión consciente por parte de los pueblos indígenas de conservar sus propias normas --aun con altos costos-- y de crear y defender su identidad distinta. La fuerza actual de la identidad y organización indígenas en nuestro país se ve a través de la historia como un hilo continuo de resistencia a la imposición de formas ajenas. Esta lucha ha llevado a la plaza pública debates que antes se dieron casi exclusivamente en los salones académicos. En aras de defender o atacar a la autonomía indígena, entran a la discusión viejos temas de la historia, antropología, derecho y política. ¿Cómo entender qué es realmente lo indígena? ¿Qué significado damos a la comunidad y cómo definir a la comunidad indígena? ¿Cómo funciona el autogobierno indígena en México hoy y cuales son sus múltiples modalidades? Las respuestas a estas preguntas nos pueden llevar a un mejor entendimiento del reto mayor: construir un Estado pluriétnico que garantice la plena y diferenciada ciudadanía a un sector negado por la justicia durante siglos.Empezando con la comunidadUna constante en los estudios y la literatura indígena es el lugar central de la comunidad, tanto en su vida cotidiana como en su cosmovisión. Diversos antropólogos situaron la comunidad en el centro de sus estudios sobre Mesoamérica comenzando en los años treinta, y han seguido con este enfoque. Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo en sus interpretaciones básicas de lo que es la comunidad indígena, ni mucho menos en sus orígenes, su historia o su futuro.Floriberto Díaz, antropólogo mixe de Tlahuitoltepec y dirigente del movimiento indígena en Oaxaca hasta su muerte en 1995, define la comunidad “para nosotros, los propios indios” como:
un espacio territorial, demarcado y definido por la posesión
una historia común, que circula de boca en boca y de una generación a otra
una variante de la lengua del Pueblo, a partir de la cual identificamos nuestro idioma común
una organización que define lo político, cultural, social, civil, económico y religioso
un sistema comunitario de procuración y administración de justicia
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Díaz, junto con muchos otros antropólogos, insiste que la comunidad se define más allá de sus aspectos físicos o funciones básicas. "No se entiende una comunidad indígena solamente como un conjunto de casas con personas, sino personas con historia, pasado, presente y futuro, que no sólo se pueden definir concretamente, físicamente, sino también espiritualmente en relación con la naturaleza toda". Define a la comunidad como un foro para el desarrollo humano, conjunto con el mundo natural, reflejando así un concepto fundamental de la cosmovisión indígena en muchas partes del mundo.
En la variante tlahuitoltepecana de ayuujk (mixe), la comunidad se describe como algo físico, aparentemente, con las palabras de najx, kajp (najx: tierra; kajp: pueblo). Interpretando, najx hace posible la existencia de kajp, pero kajp le da sentido a najx. A partir de aquí podemos entender la interpelación e interdependencia de ambos elementos y en este sentido se puede dar una definición primaria de la comunidad como el espacio en el cual las personas realizan acciones de recreación y de transformación de la naturaleza, en tanto que la relación primaria es la de la Tierra con la Gente, a través del trabajo.
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Esta definición destaca las diferencias fundamentales entre la comunidad indígena, y sus múltiples variantes, y el concepto occidental de comunidad política, lo cual se refiere básicamente a un asentamiento de individuos gobernados por el mismo sistema político. El Diccionario Político de Norberto Bobbio ofrece la siguiente definición de comunidad: “La comunidad política es el grupo social con base territorial que reúne a los individuos ligados por la división de trabajo político... definido por la distinción entre gobernantes y gobernados".3 Sin embargo, "la comunidad natural", que se asemeja más a la comunidad indígena, se define como:
Cuando las dimensiones de la comunidad política coinciden más o menos con la extensión de las relaciones ordinarias de la vida cotidiana, como en al ciudad-estado griega, el sentido de pertenencia a aquélla tiende a confundirse con el sentido de apego a la comunidad natural, es decir, al grupo cuya vinculación fundamental está constituida por relaciones personales que se establecen entre sus componentes y se mantienen aun sin la acción del poder político.
Miembros de una comunidad política pueden o no compartir una visión del mundo, una religión o una cierta orientación haci la tierra, ya que estos elementos no son los que definen su pertenencia a la comunidad. Los miembros de la comunidad política se incorporan a la entidad como individuos y gobernados y no necesariamente comparten una identidad comunitaria global. Por otro lado, bajo la definición de la comunidad natural -e indígena- los miembros de la comunidad comparten intereses, actividades y perspectivas, lo cual conforma un sentido de identidad compartido, en mucho, por los habitantes y que derive de su pertenencia a la comunidad.La comunidad indígena ha suscitado varias discusiones en torno a su significado. Estas se agrupan en tres interrogatorios: si la comunidad es fundamentalmente una creación prehispánica o colonial; si su desarrollo representa una evolución humana-social o una dinámica histórica específica, y finalmente si algunas representaciones de la comunidad indígena caen en la especialización o mitificación de ésta.La cuestión de sus orígenes es una de las más polémicas. Juan Pedro Viqueira recoge distintas posiciones para mostrar qué características de las comunidades indias contemporáneas, consideradas legados del pasado prehispánico, son mitos que dominan el análisis de las comunidades indias y nublan las contradicciones históricas que existen a su interior. Critica sobre todo la tendencia de atribuir a la comunidad indígena un alto grado de homogeneidad, igualdad económica y consenso social. Viqueira cita estudios recientes de los Altos de Guerrero y trabajos históricos del México prehispánico y colonial para argumentar su tesis de que las comunidades con las características mencionadas son una construcción ideal y, por lo general, no existen ni han existido en el pasado. El problema, entonces, es explicar la cohesión de las comunidades indias y su importancia como fuente de identidad étnica sin recurrir a mitos.
4Por otro lado, otros autores defienden la permanencia de raíces prehispánicas en las comunidades indias y destacan la conservación de características específicamente indígenas en el orden social y cosmovisión de las comunidades.5 Desde esta perspectiva, la jerarquía, el papel central de relaciones de parentesco, los ciclos agrarios y el vínculo con la tierra, la manera en que la comunidad se autodelimita y la construcción de identidades en el seno de la comunidad son constantes desde la época precolombina, y son también rasgos que definen a la comunidad actualmente.6La discusión sobre los orígenes gira en torno al peso relativo que se asigna a las continuidades versus las rupturas. Los estudios que enfatizan la ruptura y reconstrucción de la comunidad indígena analizan estructuras políticas específicas y mecanismos de vinculación al exterior y concluyen que la forma actual de las comunidades indígenas es una construcción relativamente nueva. Desde luego, la conquista trajo consigo rupturas de la vida mesoamericana que no pueden subestimarse. Fueron tres factores principales que cambiaron definitivamente las comunidades indígenas y contribuyeron a la construcción de la forma que tienen actualmente. Primero, las epidemias que borraron poblaciones enteras y diezmaron muchas más; sólo en el estado de Oaxaca se calcula que de una población indígena de 22 millones se redujo a un millón en el primer siglo después de la Conquista.7 Segundo, el proceso de colonialización que reubicó grandes sectores de la población para desmantelar los centros urbanos y establecerse en comunidades rurales. Esta política colonial se cita con frecuencia para sostener la hipótesis de que la estructura básica de las comunidades indias hoy es una creación de la Corona. El tercer elemento de cambio radical pos-Conquista viene de la imposición de formas políticas y sociales y la llegada de la iglesia católica.Frente a la evidente combinación de ruptura, modificación y destrucción de los pueblos indios tras la Conquista, otra perspectiva enfatiza las características indígenas que sobreviven en formas variadas y cambiantes y que constituyen tanto un elemento básico en la identidad de miles de mexicanos como una aportación innegable a la identidad nacional. El análisis de la cosmovisión indígena y las prácticas comunitarias subrayan la manera en que la vida cotidiana refleja sus raíces prehispánicas en muchas comunidades indias. Las prácticas agrícolas que rigen la vida cotidiana en los pueblos --los calendarios, ritos y conceptos de las fuerzas naturales asociados con ciclos de siembra y cosecha-- muestran orígenes indudablemente indígenas. 8El segundo debate tiene que ver con el lente con el que se ve a la comunidad indígena. Mientras algunos ven en ella un espejo hacia un pasado autóctono --a menudo romantizado--, otros ven una construcción histórica, sujeta a constantes modificaciones según las fuerzas externas y las dinámicas internas que enfrenta. Evon S. Vogt, antropólogo de Harvard y fundador del proyecto de largo plazo en Zinacantán, Chiapas, campo de entrenamiento para una generación de antropólogos desde 1961, vio en estas comunidades "una visión casi inalterada del pasado maya".9 Él buscó en ellas las claves del pasado, sin analizar con el mismo cuidado sus dinámicas contemporáneas y sus crecientes vínculos con la modernidad. Asimismo, otros estudios antropológicos toman como premisa la existencia de sociedades indígenas "puras" que van civilizándose --o contaminándose-- según el grado de contacto con el exterior. En esta línea se puede colocar la perspectiva evolucionista de Morgan, desarrollada en La sociedad primitiva, en donde se propone una evolución primitiva-civilizada entre las comunidades indígenas de Mesoamérica y se niega la existencia del Estado en la sociedad azteca.10 El antropólogo pionero R. Redfield propone un continum folk-urbano para describir los cambios en algunas comunidades de Yucatán.11La respuesta viene de los mesoamericanistas, y ha sido formulada, entre otros, por Andrés Medina. Él defiende "una perspectiva etnológica sensible a los grandes procesos históricos implicados en la configuración y dinámica de Mesoamérica como un área cultural."12 Utilizando los conocimientos y herramientas de la lingüística, la arqueología, la antropología física y la etnohistoria, los mesoamericanistas analizan las continuidades entre las comunidades indias actuales y sus antecedentes en los tiempos pre-Conquista, evitando por un lado una visión totalizadora de la colonialización y por otro el concepto de una pureza indígena antihistórica. Reconocen al indigenista Gonzalo Aguirre Beltrán como fundador de esta escuela. Aguirre Beltrán introdujo el análisis del Calpulli (comunidad náhuatl) como elemento para analizar a los pueblos indios de hoy.13La tercera crítica a concepciones de la comunidad indígena, hecha por algunos estudiosos del tema, advierte de una tendencia hacia la "especialización" o "mitificación" de ésta, sobre todo por parte de algunos dirigentes del movimiento indígena. Dice que la centralidad de la comunidad en la visión comunalista de la lucha indígena ha dado lugar a una justificación de prácticas tradicionales, basadas en la supuesta conservación del pasado prehispánico. María Teresa Sierra advierte que el discurso esencialista conlleva el peligro de absolutizar la identidad y entenderla como sustancia y no como expresión de relaciones sociales históricamente construidas y negociadas. "El que la costumbre o la tradición adquieran legitimidad para justificar la diferencia tiene que entenderse como el reconocimiento en la coyuntura contemporánea de prácticas y discursos que tienen un sentido actual para la colectividad," concluye.14 Las formas de autogobierno de la comunidad deben de ser reconocidas como prácticas en un proceso constante de cambio y cualquier esfuerzo por conservar a los usos y costumbres como herencia precolombina, que resiste adecuaciones a la experiencia actual, puede ser contraproducente, como en el caso de obstaculizar la participación de la mujer.El Sistema de CargosEn muchas comunidades indígenas el sistema de cargos organiza e integra la vida municipal, así que en estas comunidades sus normas y oficios son factores importantes para la construcción de la autonomía y la reconstitución de sus pueblos indígenas.15El sistema de cargos es una forma compleja de autogobierno local que en muchas comunidades forma parte de los llamados “usos y costumbres". Es importante entender que el término “usos y costumbres" no se refiere a un código informal de creencias religiosas, culturales y sociales sino a un sistema de normas colectivas que ha sido integrado en las comunidades indígenas tras los siglos --un sistema que como todos no es infalible pero que ha probado su flexibilidad, coherencia y capacidad de coexistir con el Estado moderno. Dado su carácter formal y consensuado y el valor jurídico de sus normas, Francisco López Bárcenas, abogado mixteco y experto en derechos indígenas, sostiene que "usos y costumbres" es un término poco adecuado y mejor sería referirse a los sistemas normativos indígenas para señalar su validez política y jurídica frente al sistema de derecho positivo.El sistema de cargos regula la vida comunitaria para muchas comunidades indígenas y semi-indígenas en el sur de México y Centroamérica y, en otras regiones del país con diferentes formas. Miles de ciudadanos viven bajo sus normas y principios, así que el reconocimiento del sistema de cargos y los usos y costumbres han sido una demanda importante del movimiento indígena sobre todo en Oaxaca. Para entender de que se trata, tenemos que adentrarnos al léxico de los antropólogos.Los antropólogos concentraron sus lupas en las comunidades mayas comenzando en gran escala en los años treinta. Su presencia desde entonces ha sido tan notable que existe el viejo chiste de que la familia típica de los Altos de Chiapas está conformada por una madre, un padre, cuatro o cinco hijos y un antropólogo. A pesar de los cambios en paradigmas y, a veces, motivos políticos cuestionables, la multitud de estudios hechos por antropólogos mexicanos y extranjeros han constituido una literatura rica y extensiva para la caracterización y explicación del sistema de cargos.Fue el antropólogo Sol Tax quien sometió originalmente al análisis el sistema de cargos como tal, en su ensayo "Los municipios del altiplano mesooccidental de Guatemala" en 1937. Tax, ofrece una definición del sistema, aun sin llamarle sistema de cargos. Su trabajo trasladó el enfoque etnológico de grupos étnicos al análisis del municipio.16 Tax empieza con una declaración sencilla que revoluciona el estudio etnográfico en la región: "Los estudios sobre la etnología de Guatemala deben comenzar con los estudios de las culturas de los municipios como entidades individuales."Así, el municipio se ubicó como el sol del universo antropológico, donde se ha quedado desde entonces.17 El nuevo enfoque tuvo la ventaja de reflejar la manera en que los pueblos indios identifican a la comunidad en el centro de la vida cotidiana y cultural. Sin embargo, es importante notar --como lo hace Medina-- que en México la comunidad y el municipio no son sinónimos en términos geopolíticos o culturales y pueden existir diferencias entre comunidades dentro del mismo municipio en composición étnica sus prácticas religiosas y su organización política.Después del ensayo de Tax, se realizaron numerosos estudios sobre los municipios y el sistema de cargos que han confirmado el lugar de éste, como la institución política-religiosa que ha caracterizado gran parte de la vida indígena mesoamericana. El consenso académico se construyó con muchos debates y teorías y, los testimonios, observaciones y etnografías ofrecen una riqueza de material desde la cual seguir analizando. A veces, los usos políticos de este interés fueron sospechosos --un equipo trabajando en Yucatán a principios del siglo, tuvo vínculos directos con el departamento de inteligencia de Estados Unidos y algunos de los primeros estudios sobre el sistema de cargos fueron utilizados para consolidar el golpe militar guatemalteco después de 1954.18 Gobiernos y políticos que aspiran a la asimilación de los pueblos indígenas han reconocido la importancia del sistema de cargos en la resistencia de los pueblos indios. "El sistema de cargos es la principal institución que se interpone entre las comunidades y la modernización" destaca la conclusión a un simposio sobre cambios políticos en comunidades indígenas guatemaltecas en 1957, concibiendo aquí a la modernización como la dictadura patrocinada por Estados Unidos.Sin embargo, antropólogos mexicanos y extranjeros se dieron la tarea de definir las características comunes de un sistema normativo que aparecía en los estudios de toda la región. A pesar de que existe una gran variedad de formas y prácticas en el sistema de cargos entre una comunidad y otra, muchos antropólogos concuerdan en sus rasgos fundamentales.El sistema de cargos está conformado por un cierto número de cargos, o responsabilidades comunitarias, reconocidos y respetados por los miembros de la comunidad. Los responsables de cargos llevan un bastón, símbolo del mandato que les ha dado la comunidad. Los cargos se turnan entre los miembros adultos de la comunidad, generalmente hombres, en forma rotativa. Generalmente duran un año, aunque en algunos casos pueden ser hasta tres. Después del periodo del cargo, la persona regresa a sus actividades normales y no tiene que responsabilizarse de otro cargo por un tiempo relativamente largo. Los cargos no son remunerados y pueden absorber entre la mitad y la totalidad de las horas laborales.Los cargos implican gastos personales en la mayoría de los casos. Los miembros de la comunidad que sirven de mayordomos o en otros cargos deben patrocinar parte de las fiestas religiosas y pagar otros gastos de la comunidad, además de apartarse de sus actividades económicas y agrícolas durante el tiempo que tome su mandato. Por otro lado, reciben compensación en forma de prestigio dentro de la comunidad. Para sociedades occidentales individualistas que explícitamente relacionan riqueza con prestigio, esta compensación puede parecer meramente simbólica, sin embargo, dentro de las comunidades indígenas el prestigio y respeto tiene un valor real y reconocido.Los mandatos dentro del sistema de cargos ascienden en prestigio y responsabilidad a lo largo de la que ha sido llamada la escalera cívico-religiosa, porque en el transcurso de la vida la carrera de cargos alterna entre los religiosos y los cívicos. En sistemas todavía integrados, los miembros de la comunidad no distinguen entre los dos tipos de responsabilidades. Sus vidas religiosas y cívicas se entrelazan dentro de la cosmovisión indígena en donde almas, animales, plantas y clima, dioses y santos juegan papeles indivisibles e interdependientes.Los cargos políticos incluyen desde alcalde, regidores (administradores), encargados de educación y jueces hasta los primeros escalones de policías y mensajeros (alguaciles, topiles, etc.). Los puestos religiosos son más difíciles de entender por sus títulos porque no tienen contrapartes políticas conocidas en comunidades donde no hay sistema de cargos y están profundamente vinculados a los rituales comunitarios de la Iglesia. Sus funciones incluyen cuidado y limpieza de la iglesia y encargado de la figura del santo, entre muchas otras. Estos cargueros organizan y patrocinan las fiestas religiosas. Ya que las fiestas constituyen el medio principal para el desarrollo y conservación de la identidad y cohesión comunitarias, los cargos religiosos tienen peso en el sistema político de autogobierno local y representan poder y prestigio dentro de la comunidad junto con los cargos políticos.En muchas comunidades indígenas, el sistema de cargos también integra los puestos de comisario asociados con bienes comunales o ejidales. Finalmente, después de asumir todos los cargos, generalmente en un proceso de treinta o treinta y cinco años, un miembro de la comunidad llega a nivel de pasante o principal, la cumbre de la jerarquía. Los ancianos ya no sirven en cargos y son respetados y consultados como autoridades locales.Los cargos Los cargos dentro del sistema varían. Sin embargo, según la mayoría de los estudios, se dividen en cuatro categorías generales. El aguacil o topil es el primer escalón donde un hombre joven empieza su servicio a la comunidad llevando a cabo tareas de mensajero, policía o custodio de inmuebles públicos. Sus responsabilidades no requieren de gastos personales y son desempeñadas en grupos.Después de casarse y fundar su familia, un hombre puede ser nombrado mayordomo. Estos son cargos exclusivamente religiosos e implican gastos significativos como el patrocinio de las fiestas. La figura del santo del pueblo puede llevarse a la casa del mayordomo, y allí donde se mantiene su altar hasta el término del periodo del cargo.Subiendo la escalera, sigue el regidor, cargo que combina tareas religiosas y políticas. Un regidor se responsabiliza de tareas administrativas, entre ellas, la recaudación de impuestos, la resolución de conflictos y la supervisión del tequio (trabajo comunitario). También participan en nombrar gente a los cargos menores.El alcalde es el jefe de la administración local. El alcalde representa a la comunidad en sus relaciones con otras comunidades, oficinas gubernamentales, etc. Él (son muy pocas las mujeres que sustentan este cargo) está encargado de resolver conflictos que no han sido resueltos en niveles inferiores y de nombrar, muchas veces junto con regidores y principales, a los cargos. Esta persona también lleva a cabo funciones religiosas. El alcalde debe haber pasado honorablemente por los otros cargos, y tener las características de ser tradicional y tener una situación económica relativamente acomodada.Finalmente, el principal merece el más alto respeto de la comunidad, por haber pasado por todos los cargos y llegado a una posición de mucho prestigio por su historia de servicio comunitario. En algunas comunidades los principales están organizados en un consejo de ancianos conformado por todos o algunos principales de la comunidad. En otras, todos los principales sirven como autoridades reconocidas. Ellos pueden nombrar cargos junto con, o en lugar del alcalde.La asamblea comunitaria Se ha criticado a los sistemas normativos indígenas por la naturaleza jerárquica del sistema de cargos. Sin embargo, la crítica no toma en cuenta ni el carácter rotativo de los cargos, ni --y eso es de primera relevancia-- la autoridad máxima colectiva que es la asamblea comunitaria. Miguel Bartolomé‚ antropólogo que ha trabajado en varias comunidades del estado de Oaxaca, desmiente la idea de que un grupo limitado de principales y alcalde ostentan la máxima autoridad en las comunidades indígenas. "A nivel normativo y a pesar de que existan muchas excepciones y desviaciones, el papel de las autoridades ha sido siempre presidir las asambleas comunales, donde se tratan las cuestiones que afectan a la gente, y en los que los mecanismos de toma de decisiones se basan por lo general en el consenso y no en la mayoría. Asistir a estas asambleas, a veces interminables, enseña otra forma de vivir la política."19La asamblea general es un espacio político conocido en que la mayoría de la gente ha participado en un contexto u otro. Sin embargo, en las comunidades indígenas la asamblea general desempeña múltiples y diversas funciones, más allá de la toma de decisiones comunitarias. Floriberto Díaz describe en detalle la asamblea de su comunidad, Tlahuitoltepec Mixe. La describe en tiempo pasado ya que el procedimiento que narra ha ido cambiando desde los años setenta, según él, perdiendo algunas de sus virtudes presentadas aquí por culpa de influencias externas.
La asamblea general, compuesta por todos los comuneros y comuneras con hijos, es la que tiene la facultad de encargar el poder a las personas nombradas para dar su servicio anual a la comunidad. Era una obligación de las autoridades realizar las asambleas que fueran necesarias durante su año de servicio, para informar, consultar y adoptar las decisiones más aceptables para casi todos los comuneros-ciudadanos de ambos sexos. Para los comuneros-ciudadanos, era una obligación asistir, porque de otra forma se establecían castigos. Todas la autoridades tenían la obligación de presidir las asambleas, nadie podía faltar, ni estar en estado de borrachera. De lo contrario, se tomaba como una evidente falta de respeto a las autoridades y era posible esperar una sanción de la misma asamblea.Las autoridades comenzaban por informar de todo lo que habían estado haciendo, en relación a las decisiones adoptadas en la asamblea anterior, si la hubo. Cuando había asuntos que merecían la discusión y aprobación de la asamblea, tenían que plantear claramente el asunto: por qué‚ cómo, cuándo, con qué‚ por donde. Normalmente terminaban pidiendo con humildad la palabra de la asamblea, señalando sus equivocaciones y cómo enderezarse.Hecho todo esto, comenzaba el cuchicheo de los asambleístas en grupos espontáneos. Todo el patio municipal se convertía en un espacio en donde podría suponerse la existencia de miles de abejas. Así como comenzaron a cuchichear, asimismo se iban apagando las voces, quedando los más ancianos con el encargo de pasar la palabra, el mensaje, a las autoridades. A estas alturas el papel de las autoridades se convertía en los recolectores de las opiniones para irlas agrupando, según sus parecidos porque al final tenían que presentarlas ante la asamblea para corroborar si estaban en lo correcto o no. Finalmente las autoridades se volvían a la asamblea presentando las propuestas o respuestas que hubiesen coincidido, buscando la manera de cómo no desechar ninguna de las menos coincidentes sino tomando elementos de ellas para enriquecer las primeras. Así, ninguno podía sentirse rechazado y las decisiones se consensaban sin mayor problema, aunque seguramente podía haber algún disidente radical."20
En este caso, Díaz habla de que en ellas participan hombres y mujeres. No siempre es el caso. En Oaxaca, por ejemplo, en 314 de 412 municipios que se rigen por usos y costumbres (76.2%) las mujeres votan en las asambleas. En 18% de los 412 municipios las mujeres no tienen el derecho de votar y en el resto no hay datos claros. Existe aquí una amplia gama de formas de participación: en algunas comunidades las mujeres asisten a la asamblea pero no pueden votar, en otras pueden asumir cargos pero no votar en asambleas, en algunas más las decisiones sobre la votación se toman entre la pareja en la casa y el marido vota, y en otras las mujeres están excluidas de prácticamente todos los niveles de participación política formal.21La concepción de las autoridades como “recolectores de las opiniones" en lugar de “los que dan órdenes" viene de una larga trayectoria indígena. Tomás de la Torre, un español escribiendo desde Los Altos de Chiapas en 1544, destaca que entre los pobladores “es que no hace el que rige nada sin parecer de los viejos, y así se juntan cada día a su puerta para tratar de lo que se ha de hacer."22 Esta relación entre las autoridades y los otros miembros de la comunidad se refleja en los principios de poder enunciados por el Congreso Nacional Indígena: "servir, y no servirse; representar, y no suplir; construir, y no destruir; proponer, y no imponer; convencer, y no vencer; bajarse, y no subirse."23Varios investigadores que trabajan en pueblos indígenas han señalado la profunda diferencia que existe entre estas prácticas indígenas de “gobernar" y las occidentales. Un estudio de Gemma Van Der Haar y Carlos Lenkersdorf de San Miguel Chiptik, pueblo tojolabal, destaca que este pueblo tiene dos palabras completamente distintas para denotar las formas de autogobierno interno de su comunidad y el gobierno dominante, a nivel local, estatal o federal. La primera palabra, ïaïtijum, quiere decir trabajadores de la comunidad. La segunda mandaranum, de raíz castellana mandar, se entiende como mandón o dar órdenes. A partir de un análisis lingüístico e histórico, los autores concluyen que la experiencia de los tojolabales de este pueblo, antes acasillados en las fincas, ha sido de un gobierno autoritario que “representa una estructura autoritaria y verticalista, cuya línea de mando va en una sola dirección: desde arriba hacía abajo." Por otro lado, el gobierno interno de trabajadores de la comunidad se basa en relaciones horizontales y decisiones por consenso y no contempla una figura que “da órdenes".24Aun en lugares en donde el sistema de cargos ha empezado a desintegrarse, la asamblea comunitaria sigue funcionando para la toma de decisiones básicas en la comunidad. José Alejos, quien estudió el pueblo chol en Chiapas, señala que la junta comunitaria es un concepto clave en el pensamiento social chol, y sus raíces extienden hacia el pasado maya. Cita a los ancianos cuando enfrentan la necesidad de tomar una decisión importante: “Ahora vengan, vamos a hacer nuestra junta. Vamos a ir a la cueva, vamos todos, pensemos juntos cómo le haremos nosotros mismos, para reflexionar, para quedarnos solos en nuestra tierra; vengan, vamos a planear cómo hacer... unidos pensemos en hacer nuestra junta." 25La cita destaca la relación entre la toma de decisiones comunitarias y la cosmovisión, y la manera en que la geografía sagrada da un peso adicional a las deliberaciones. Las asambleas más importantes, relata, se llevan a cabo en la cueva, considerada la morada de los dioses y un centro de gran poder. "Ponerse de acuerdo con la cueva da a la junta un carácter solemne y formal."26El lugar central de la asamblea en la organización de las comunidades indígenas no ha sido ignorado por los misioneros y otros agentes externos que han buscado convencer o convertir a los indios a su causa. Un misionero presbiterio estadounidense escribió en 1979 que su iglesia tenía menos éxito que los pentecosteses en conversiones dada su incapacidad de adaptarse a las formas locales de organización:

viernes, 4 de mayo de 2007

HUITOTO


COSTUMBRES


El pueblo Huitoto ha elaborado un complejo sistema ritual, que abarca una amplia variedad de ceremonias. El dueño de la Maloca, Numaira, compunge como la figura principal de los rituales; es el conocedor de los rufanes (palabras claves) y de su correcta ejecución. Según el profesor Roberto Pineda Camacho, "el ritual reproduce una estructura dual. Los invitados asumen el control de un costado de la Maloca y la función activa. Al contrario, los dueños de la casa permanecen en el otro costado. El ritual es un duelo o un desafío que enfrenta al dueño del baile con sus invitados. [...] Los bailes rituales varían según el tipo de instrumentos utilizados y su historia mitológica. [...] Tienen como finalidad propiciar el crecimiento espiritual de la gente, defenderse contra las enfermedades o auspiciar una buena cosecha o cacería. La alegría es sinónimo de salud y bienestar, y se estima que inmuniza contra la enfermedad. Pero, simultáneamente, la fiesta ritual es un momento de peligro, ya que puede ser aprovechada por brujos o enemigos para introducir enfermedades o aniquilar a una persona o un grupo. De ahí la importancia de una buena y adecuada preparación".

La organización de un ritual es una empresa económicamente costosa. El dueño de la maloca fácilmente puede quedar endeudado con sus invitados, al no disponer de los medios suficientes para pagar lo que éstos traen (coca, tabaco, yuca, etc.).

Lengua

Los Huitoto hablan diversos dialectos de acuerdo con la zona donde se asientan. Los dialectos Mika y Minika son comunes en la zona del Encanto y los ríos Caquetá y Putumayo. El dialecto búe es hablado en la zona del río Caraparaná, mientras el dialecto Nipode es propio de los grupos del norte, en las riberas del río Caquetá. Otra variante dialectal es la Noferuene, cuyos hablantes son escasos y dispersos. Sin embargo, todos los dialectos pertenecen a la familia lingüística Huitoto.

Vivienda

Es uno de los elementos más trascendentales de la vida social y cultural de los Huitoto. Por lo general tiene dos entradas, que se hallan orientadas hacia el este. En la parte central se encuentra el mambeadero o lugar ceremonial masculino, donde se reúnen los hombres a engullir coca y lamer el ambil.

Toda Maloca tiene una historia particular, relacionada con el ciclo doméstico y la carrera ceremonial de su dueño. Su diseño depende mucho de la zona donde se ubique. Por ejemplo, el grupo Murui presenta una Maloca que posee una vara, llamada acaba, que asciende desde el mambeadero hasta la cumbrera y que simboliza la capacidad del Numaira, dueño de la Maloca, para sostener a la gente que habita con él.


El tejido del peine representa el pene de un personaje mitológico,

Jutsiñamui, mientras la cumbre simboliza el camino del sol.
Por lo general, dentro de las Malocas se entierra a los muertos, incluido el jefe, aunque después el lugar es abandonado. Finalmente, en los últimos años se ha venido consolidando otro conjunto de vivienda conocido como Malokita, habitado por hombres viejos o familias nucleares.

Ubicación Geográfica

Los indígenas Huitoto habitan en la zona de la Amazonía Colombiana, comprendida entre el sur del departamento del Amazonas y los ríos Putumayo, Igará Paraná, Caraparaná, Caquetá, Caguán (afluente del Caquetá) y Caucayá (tributario del Putumayo). Esta área se caracteriza por un complejo ecosistema, punto de transición de la flora andina y de la exuberante selva amazónica.

Población

Se estima que esta etnia tiene una población de 6.245 personas y ocupa un espacio de 3.342.620 hectáreas.

Organización Socio-política

La Maloca es el eje central de la vida social y ceremonial de los Huitoto. En su interior se distinguen los que son propios de la Maloca y la gente ordinaria. A la primera categoría pertenecen el padre, los hijos varones con sus respectivas familias, hijas célibes y otro conjunto de parientes; en la segunda categoría están los prisioneros de guerra, huérfanos y, en general, las personas de bajo nivel ritual.

Los propios de la Maloca están jerarquizados según el orden de nacimiento y cumplen funciones rituales específicas. Por ejemplo, el hermano mayor asume la carrera ritual del padre, que simboliza el orden social y la confianza en las tradiciones. Los hermanos menores asumen el papel de chamanes y simbolizan el desorden. La hija mayor asume la función de diseñar pinturas en la piel y máscaras.

La jerarquización social se expresa en la distribución espacial en la Maloca. El dueño de la Maloca se ubica en la parte posterior de la misma. A su derecha se encuentra su segundo hermano y el hijo mayor de aquel. A su izquierda están los hermanos menores e hijos menores casados. En la parte intermedia, al costado derecho, se encuentran las hamacas de los ancianos. Al mismo costado, pero en la parte delantera, se ubican los hermanos solteros o los hijos célibes del jefe.

El jefe o dueño de la Maloca constituye la máxima autoridad de la misma. Su autoridad está basada en su saber tradicional y en los tipos de rituales que promueve. Él es el responsable de la seguridad cósmica y práctica del grupo, y debe prevenir las enfermedades, propiciar buenas cosechas, garantizar suficientes animales para la caza. Toda actividad social tiene su rafue (su palabra) que constituye la condición para que se dé su correcta ejecución.

Sistema de Producción

El sistema económico se fundamenta en la agricultura, la caza y la recolección de ciertos productos silvestres. Es común que cada familia tumba una parcela de bosque por año; posee simultáneamente dos o más chagras en diversos estados de producción. Al cabo de tres años, cuando la yuca comienza a disminuir ostensiblemente su productividad, la parcela o chagra se abandona. La explotación de los árboles frutales y otras plantas de ciclo más largo continúa durante varios años.

La tala es una actividad exclusivamente masculina. Con frecuencia el dueño de una parcela convoca a otros individuos con este fin y debe proveer a los participantes en la minga de coca, ambil, frutas, preparar abundante caguana (bebida de yuca) y ofrecer una buena comida. A veces la tala finaliza con una pequeña festividad, donde se bebe básicamente caguana. Entonces se procede a la quema, en la que participan el hombre y la mujer de una familia nuclear. La mujer se encarga de la siembra y cosecha de los productos, con excepción de la coca, el tabaco y otras plantas psicotrópicas.En los alrededores de las casas se cultivan, también, ciertas plantas, tales como palmas de chontaduro, colorantes y algunos frutales.

Las chagras tienen una dimensión variable, entre media y dos hectáreas promedio. Las principales plantas sembradas son yuca brava y dulce, ñame, ají, coca, chontaduro, aguacate, caimo, umarí, etc. En algunas chagras se cultiva maíz, pero su cosecha se dedica, sobre todo, a la alimentación de las gallinas y otros animales domésticos. El plátano se da en diversas zonas. El tabaco y el maní se cultivan aparte en una pequeña parcela abonada con cenizas. En el caso del maní se levanta un pequeño montículo que se protege en algunos casos con empalizadas.

La yuca, coca y tabaco tienen un rol muy destacado en las culturas locales. La yuca se transforma en casabe y se consume en forma de bebida ritual o corriente. La coca se pila y tuesta en ollas de barro o canecas de metal. El polvo cernido se mezcla con ceniza de yarumo u hoja de uva de monte. El producto se engulle (o mambea) y se disuelve paulatinamente, formando abultadas pelotas en las dos mejillas. Todo hombre posee su recipiente de coca y lo intercambia con sus interlocutores. El tabaco se consume de forma semilíquida (ambil). Generalmente los adultos llevan, así mismo, un pequeño frasquito de ambil que circula con ocasión de las reuniones o las conversaciones.

La cacería se lleva a cabo por los hombres de la localidad. Antiguamente se utilizaba cerbatana, lanza y otras armas, pero en la actualidad se usa cada vez más la escopeta. El cazador es generalmente auxiliado por perros y durante la noche utiliza linternas. Las presas preferidas son danta, puercos, venados y pequeños mamíferos (borugo, guara, tintín, etc.). Entre las aves se obtienen pavas, panguanas, loros, tucanes, guacamayas, etc.

En otros casos se construye un gran hueco en el suelo y se tapa con hojas, de manera que se convierte en una trampa mortal. Cuando el animal cae se apalea o machetea. Así mismo, se tapan con hojas las entradas de ciertas cuevas o troncos y se ahoga con humo al animal que allí se refugia.

Contamos con poca información sobre la actividad pesquera. Esta ocupa un papel destacado en la provisión de los alimentos cotidianos. Generalmente la realizan los hombres, aunque también participan los niños y las mujeres. Hay variadas técnicas de pesca: en algunos casos se emplean arpones, anzuelos, machetes o trampas; los Muinane, por ejemplo, machetean a los peces o los flechan con arpones tradicionales, otras veces "cuerdean" o colocan ciertas trampas entremetidas en empalizadas que impiden el descenso de los peces. En determinadas épocas (veranos) se organizan pescas colectivas utilizando plantas y bejucos silvestres para "envenenar" el agua, capturando decenas de pescados. De otra parte, se capturan charapas, babillas, sapos, etc., y se recolectan en el bosque hormigas, larvas, gusanos mojojoi y miel de abejas, entre otros productos.

La recolección de los frutos silvestres ocupa un lugar importante de la actividad cotidiana, durante determinados períodos. En los meses de creciente la palma de canangucho da fruto y con él se elabora la chicha del mismo nombre. Con las fibras del cumare se fabrican hamacas y con ciertos bejucos se tejen canastos. De la corteza del guarumo se tejen cernidores y balayes. Otros recursos silvestres se aprovechan como material de construcción, venenos o elementos medicinales. La recolección es efectuada por ambos sexos, mientras que la cestería es, por lo general, asunto de hombres.

KOFÁN


COSTUMBRES

El sistema de representación de los kofanes está vinculado con el uso del yagé. Su cosmogonía está controlada por espíritus o fuerzas que determinan el curso de los acontecimientos sobre la tierra. Estas fuerzas son controladas a través del yagé por el chamán, que es la persona que posee el conocimiento para establecer contacto con los espíritus y capdicional, pero ya no es el especialista de antes. Uno de los factores más trascendentales para que los chamanes ya no conozcan el sistema está en el papel que han jugado las distintas misiones religiosas en la zona.

Para la cura de las enfermedades, el chamán las clasifica de acuerdo con el espíritu que las origina. La ceremonia de curación se inicia cuando el chamán sopla el yagé para alejar a los malos espíritus; luego procede a tomar el primer trago de yagé y llama a cada uno de sus ayudantes por orden jerárquico, establecido por edad y conocimiento, para tomar. Posteriormente, el chamán comienza a cantar y a invocar a los espíritus; después de seis horas convoca a los enfermos, quienes se presentan ante él con el torso desnudo. El chamán ventea sus cuerpos con una escoba de hojas y comienza a absorber las enfermedades con su boca para luego expulsarlos. Cuando el espíritu es muy fuerte y el chamán no puede curar la enfermedad, recomienda que se visite a un médico occidental.

Lengua

La familia lingüística del pueblo Kofán es independiente.
Población

Su población está estimada en 1.475 personas, en un perímetro de 9.325 hectáreas. Presentan un patrón de asentamiento disperso sobre los ríos y quebradas de la zona, con viviendas que están distantes unas con otras.

Vivienda

La vivienda está asimilada con la arquitectura de las viviendas de los colonos de la región. Se construyen sobre pilotes de metro y medio de altura, las paredes de guadua y el piso de chonta o madera aserrada. Los techos son en palma, aunque es cada día más frecuente encontrar techos de zinc. El espacio interior se distribuye en tres habitaciones destinadas para cocina y dormitorios

Sistema de Producción

La actividad agrícola ha sido por excelencia la fuente básica de la etnia. La siembra abarca dos clases de plantas: una, de productos comestibles como yuca, papa, arracacha, ahuyama, calabaza, acelga, batata, ñame, cebolla, coliflor, espinaca, lechuga, repollo, tomate, zanahoria, entre otros productos; otra, las plantas mágicas y medicinales. Con relación a las segundas, su cultivo debe ser realizado por manos expertas, evitando que cualquier mujer entre en contacto con las plantas.
La preparación de un terreno para cultivarlo se hace después de que el mismo ha tenido un período de descanso mínimo de tres meses, permitiendo que el rastrojo cubra la parcela. De esta manera el suelo se abona con la descomposición de desechos orgánicos.

También se desarrolla la ganadería extensiva, destinada a la producción de leche; en una pequeña parcela se puede llegar a tener dos o tres cabezas. De igual forma, se mantiene un buen número de gallinas y pollos que proporcionan tanto huevos como carne para el consumo interno de cada familia.

Organización Socio-política

Históricamente el pueblo Inga se ha distinguido por tener familias extensas, cuya autoridad principal recae sobre el padre y el abuelo, que ostentan el conocimiento. El papel de las relaciones familiares es muy fuerte y la comunidad es percibida como una gran familia. La residencia es patrilocal, con un sistema de parentesco que reconoce descendencia tanto patrilineal (línea paterna) como matrilineal (línea materna).
En cuanto a su organización política, el cabildo es la institución reconocida por el pueblo Inga y el gobernador es el jefe máximo. Cuenta con tres cabildos (Santiago, San Andrés y Colón), cuyas funciones están estrechamente ligadas con el sistema ritual y ceremonial.

Ubicación Geográfica

El habitat tradicional del pueblo Kofán siempre ha sido la zona fronteriza entre Ecuador y Colombia, sobre el río San Miguel, caño La Hormiga, río Guamuez; comunidades de Santa Rosa de Sucumbíos, Yarinal, Santa Rosa de Guamuez y la vereda el Ají, en el departamento del Putumayo.

Es una zona constituida por una serie de terrazas, serranías y terrenos levemente elevados, con un clima ecuatorial, húmedo, sin una estación seca definida, con una temperatura promedio de 26º C y un alto nivel de pluviosidad calculado en 3 mil mm anuales.

Sistema de Producción

El pueblo Kofán se halla en un proceso de aculturación y campesinización, dado por la restricción territorial. Están rodeados de cultivadores o criadores de ganado, hecho que los ha obligado a adaptarse a nuevas condiciones enfocadas en la economía de mercado. Es tan dramática la situación que el mismo cultivo del yagé se ha perdido en el Ecuador.

La horticultura es la principal actividad económica. Se siembra maíz, yuca, plátano y arroz. También se recolectan semillas silvestres y cultivadas. En cuanto a la caza, es una actividad que sigue proporcionando carne, grasa, plumas, huesos, dientes y pieles. Comen todo tipo de animales, pero hay restricción para cazar venados y osos hormigueros. El animal que se caza con mayor frecuencia es el mono churuco. De igual forma, se caza una gran variedad de aves.

Organización Socio-política

En la antigüedad la organización social y política recaía en manos del chamán, figura que se mantuvo vigente hasta la década de los sesenta. Sin embargo, la fuerte influencia de las misiones capuchinas, los procesos de colonización y la muerte de los más renombrados chamanes logró transformar esa forma tradicional de organización e implantó una organización política sustentada en el cabildo.

KÁGGABA KOGI


Población


Localizados en un perímetro de 329.758 hectáreas, la población Kogi está por el orden de 9.765 personas. Ha sido uno de los grupos que menor contacto ha tenido con la sociedad nacional. Su estrategia de defensa frente al mundo "civilizado" ha sido el alejamiento a zonas apartadas.

Lengua


La lengua Kogi pertenece a la familia lingüística Chibcha.

Cultura

Para cada una de las etnias que habita la sierra Nevada de Santa Marta, los picos nevados son considerados el centro del mundo. Los primeros hombres provienen de dichos grupos y, por lo tanto, son los "Hermanos Mayores", mientras todos los que llegaron después son considerados como los "Hermanos Menores". La diferencia entre los dos es el conocimiento que sobre la naturaleza tienen los "Hermanos Mayores". Desde esa perspectiva, los "Hermanos Mayores" son los encargados de cuidar y preservar el mundo, tratando de velar porque el ciclo cósmico tenga un buen desarrollo; para que las enfermedades no destruyan la vida de los hombres; para que las cosechas sean buenas.


El mundo se concibe como dos pirámides sostenidos sobre una misma base. Internamente, lo conforman nueve mundos, cada uno con su propia tierra y sus propios habitantes. La tierra esta ubicada en el quinto piso. Hacia arriba los mundos están emparentados con la luz y hacia abajo están emparentados con la oscuridad.

La sierra es considerada como un cuerpo humano, donde los picos nevados representan la cabeza; las lagunas de los páramos el corazón; los ríos y las quebradas las venas; las capas de tierra los músculos; y los pajonales el cabello. Con esa base, toda la geografía de la sierra es un espacio sagrado.

El Mamo es el personaje central dentro del sistema de representación de los Kogi. Él es el intermediario entre las fuerzas celestiales y los hombres. Su sabiduría y conocimiento permite el equilibrio entre las fuerzas. Para ellos el fin del mundo se acerca, pues los "Hermanos Menores" no están interesados en proteger la naturaleza.


Vivienda

La vivienda Kogi es un bohío en forma circular, construido con bareheque o madera y un techo cónico de paja. Sin embargo, existen antecedentes de viviendas rectangulares y cuadradas. Su antiguo patrón de asentamiento constaba de dos bohíos en una misma parcela; un bohío para la mujer y los niños y otro para los hombres. Sin embargo, la tendencia es a construir un solo bohío para toda la familia. Lo poblados Kogi se ubican en terrazas aluviales cercanas a los ríos.


Sistema de Producción

La tierra es considerada como la "madre". Ella brinda los productos que alimenta a sus hijos (hombres). Tradicionalmente la posesión estaba en manos de la mujer y a través de ella las hijas heredan. Cada familia dispone de dos o más parcelas, localizadas en distintos pisos térmicos. La agricultura es la principal actividad económica, favorecida por los diversos pisos térmicos de la zona. En la parte fría se produce papa, arracacha, batata, ajo, col, cebolla. En la parte templada se cultiva fríjol, aguacate, maíz, ahuyama, caña de azúcar, plátano, guineo, coca, tabaco y yuca.

El ciclo agrícola se inicia con la tumba y quema de bosque, que se da en la época de diciembre a febrero y es una labor masculina. Entre febrero y abril la mujer colabora para la preparación de los terrenos y en la siembra. Para los meses de agosto a noviembre viene la recolección de la cosecha. Hasta hace unos años era común entre los Kogi la rotación de cultivos; sin embargo, esta situación viene cambiando ante la presión que en esencia ejercen los actores armados que paulatinamente han ocupado la sierra.


Organización Socio-política


Todos los pueblos de la sierra se consideran

descendientes de los primeros "padres", por ello son los "Hermanos Mayores". Los cuatro grupos presentan linajes tanto patrilineales (línea paterna) como matrilineales (línea materna), es decir, los hijos pertenecen al linaje paterno y las hijas al linaje materno. Los linajes patrilineales reciben el nombre de Tuxe y los linajes matrilineales el nombre de Dake. Se establecen familias nucleares con residencia matrilocal, donde el hombre se radica en la casa de la esposa.

La cabeza de la estructura social está representada en la figura del Mamo. En él se encarna la jerarquía social del pueblo. Entre los Mamos existen jerarquías, donde los Takina, Makotama y Seishua son los de más alto rango. El Mamo es un hombre de conocimiento.


En cuanto a la organización política, el Mamo también encabeza la estructura por encima de los cabildos. Ellos (Mamos) son los que toman las decisiones y ejercen justicia. Cuenta con unos ayudantes - comisarios, cabos mayores y cabos menores - encargados de ejecutar sus decisiones. Después de los Mamos está el grupo de los "Mayores", que es un grupo de ancianos con cierto estatus por edad y conocimiento. Ellos, junto con el Mamo, también ayudan a tomar decisiones y a impartir justicia.